La
mesa
Estaba una mesa
tranquila en clase. Era una mesa más entre un millón. Cierto día se rebeló contra el alumnado. Cuando los
niños llegaban a clase e intentaban sentarse, ella se echaba hacia atrás para que cayeran.
Esto lo hizo durante varios cursos, hasta que la acabaron tirando al vertedero.
Durante ocho años esperó su venganza, pero la incineraron, aunque volvió a la
vida de sus cenizas y se convirtió en “La mesa asesina”. Fue el inspector Sujel
el encargado de ese caso tan complicado. Su próximo asesinato estaba calculado
que sería en el parque de atracciones Warner Bros, sin embargo, justo cuando la
malvada asesina sacó su arma, apareció Sujel “Partiendo la pana” para dispararle
en una pata. Ella intentó escapar, pero era imposible ante el mejor inspector
del mundo. Sujel no tuvo escrúpulos y le pegó un tiro en la parte superior. Fue
un disparo mortal. Murió rápidamente. Otra vez el inspector Sujel nos libró de
un ser malvado.
Souhail
Historia
de una mesa
Érase una vez una mesa,
sí, simplemente una mesa. Una pareja la compró. Para ellos era la MESA más
bonita del mundo, pero con el tiempo se
aburrieron del mueble y lo tiraron a la basura. Unos niños la recogieron y la
llevaron a una cabaña que tenían. Pasado el tiempo derrumbaron la cabaña y la
mesa la transportaron al punto limpio del pueblo. Uno de los trabajadores del
lugar la cogió, la limpió, la pintó de azul y le colocó nuevas patas. Después
la puso a la venta. Meses después, una empresa, que ofrecía comidas a
trabajadores, la compró. Pasados unos años, la empresa renovó su mobiliario.
Otra vez la MESA se quedaba sin dueños. Jennifer
La
mesa que hablaba
Había una vez una
familia que vivía en una casa de un pueblo muy pequeño de Galicia. Un día que la
hija mayor estaba comiendo sola escuchó
que alguien tosía. La joven se asustó y a continuación vio debajo de la mesa,
como no había nadie no le dio importancia. Pasados unos días de ese extraño suceso, estaba desayunando el
hijo menor y pudo oír un estornudo. Al ver que no había nadie a su alrededor
sintió miedo. Para darse valor preguntó:
- - ¡Hola! ¿Quién anda ahí?
- - ¡Hola! Soy la mesa.
- -¡Quéeee! ¡Una mesa que habla!
- -¡Qué locura!
Gustavo
A
mesa da disputa
A mesa era importante
na familia. Estaba todos os días presente en cada comida. Era una mesa de cor verde,
redonda, forte e de madeira de carballo. Tiña moitos anos, pero seguía estando
en moi bo estado. Cando eu estaba nesa mesa sentíame cómodo e toda a familia
lle tiña moito cariño. Meu tío Antón, o irmán máis vello de meu pai, quería
levala para a súa casa porque dicía que o avó Manuel lla dera a el. Eu negueime
a que fixera tal cousa. Entón o tío, moi
enfadado, esnaquizouna e dixo: “Nin para un nin para o outro”.
Aimar